La actividad económica internacional se caracterizó en 2005 por un crecimiento sostenido 4,3%, ligeramente por debajo de 2004 cuando la tasa fue del 5,1%. Esta disminución parece estar relacionada principalmente con el aumento de los precios del petróleo, el endurecimiento de la política monetaria en los Estados Unidos, así como la caída significativa de la inversión en ciertos países desarrollados. La desaceleración del crecimiento económico ha afectado a todas las regiones. En los países de la OCDE, el crecimiento se situó en el 2,5% en 2005 en comparación con el 3,3% en 2004. En los Estados Unidos, fue del 3,5% frente al 4,2% en 2004, mientras que en Europa, se situó en el 1,2% en comparación con el 2% en 2004. En Francia, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se desaceleró a 1.5% desde 2% en 2004. Solo la economía china, estimulada por una fuerte contribución del sector externo, pero también por la demanda interna, registró una tasa de crecimiento del 9,9%. En África, el crecimiento se mantuvo en un nivel apreciable (4,5%), aunque ligeramente inferior en comparación con 2004 (5,1%).